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4/1/12

Alimentación Anti-envejecimiento



Dejando la genética a un lado, la nutrición juega un papel importante para ayudar el cuerpo en protegerse contra los efectos del envejecimiento. Los alimentos aportan importantes - y vitales - vitaminas, minerales, enzimas, antioxidantes y ácidos grasos esenciales para proteger contra enfermedades, asegurar el correcto funcionamiento del "sistema" y combatir contra los efectos nocivos de un ambiente "hostil" de contaminación ambiental, característica de una vida urbana.

ANTI-ENVEJECIMIENTO

Ninguno de estos siguientes alimentos es la "fuente de la juventud", pero incluyéndolos como base regular de una dieta equilibrada puede ayudar en reducir los efectos del tiempo sobre nuestro cuerpo.


Aceite de Oliva
El aceite de oliva es rico en grasas monoinsaturados saludables para el corazón. También es libre de las "malas" grasas llamados "trans" que se encuentran en margarinas y otros alimentos procesados.
Recomendación: Aceite de oliva virgen extra. Un informe reciente de la revista "Annals of Internal Medicine" encontró que el aceite de oliva virgen extra es más beneficioso que otros tipos para aumentar los niveles de lipoproteínas de alta densidad (HDL o colesterol bueno) en los hombres. El aceite de oliva virgen extra también ofrece niveles beneficiosos de oleocantal, un compuesto que imita los efectos de los medicamentos anti-inflamatorios.


Frutas y Verduras
Proporcionan toda la fibra, vitaminas y minerales necesaria, así como cientos de fitonutrientes con propiedades anti-envejecimiento. Las personas que toman mucha fruta y verduras - más de +5 porciones al día - tienen mayores niveles de antioxidantes en la sangre, lo que probablemente se traduce en un mejor y más lento envejecimiento. Estas personas también tienen los huesos más fuertes, gracias al magnesio y potasio que contienen las frutas y verduras (los verdes oscuros son también ricos en vitamina K, necesaria para reforzar los huesos).
Recomendación: Frutas: moras, arándanos, moras, frambuesas, fresas, manzanas y cerezas. Verduras y hortalizas: col rizada, espinacas, brócoli, alcachofas, aguacate, espárragos, coliflor, zanahoria, calabaza y cebolla.


Nueces
Una investigación publicada en la revista American "Journal of Clinical Nutrition" encontró que en un grupo de cerca de 35.000 mujeres, aquellas que comían alimentos ricos en vitamina E, como las nueces, redujeron su riesgo de sufrir un derrame cerebral. Recomendación: Almendras por sus altos niveles de vitamina E y las nueces para el omega-3.


Pescado
Según la "Asociación Americana del Corazón", los pescados ricos en omega-3 reducen el riesgo de la acumulación de placa en las arterias, disminuye los triglicéridos en sangre (grasas), ayudar a disminuir la presión arterial y disminuir las probabilidades de muerte súbita. El pescado es una opción de ingerir proteína "buena", debido a su relativamente bajo contenido de grasa saturada y de colesterol.
Recomendación: El salmón, las sardinas y el atún en conserva se encuentran entre los pescados con los niveles más altos de ácidos grasos omega-3.


Cereales integrales
Los cereales integrales conservan más sus nutrientes naturales, en particular la vitamina E, fibra y vitaminas del grupo B,
Recomendación: Cebada, avena, pasta de trigo entero y el arroz salvaje.


Legumbres
Las legumbres están llenas de carbohidratos complejos y de fibra para asegurar un nivel estable de glucosa en sangre y evitar picos en los niveles de insulina. Las legumbres también están llenas de antioxidantes.
Recomendación: Judías, lentejas, garbanzos, frijoles...etc.


Lácteos bajos en grasa
Los productos lácteos son una excelente fuente de calcio para fortalecer los huesos. También proveen proteína que refuerza los huesos y los músculos.
Recomendación: La leche desnatada y fortificada con vitamina D, necesaria para la absorción de calcio. Últimos estudios indican que niveles adecuados de vitamina D pueden jugar un papel importante en reducir las probabilidades de cáncer de la próstata, de colon y de mama.


¿Limitar las calorías, es vivir más tiempo?
No es sólo lo que se come cuando se trata de ralentizar el proceso del envejecimiento, también cuentan las calorías…"El exceso de peso hace hincapié en su corazón, los vasos sanguíneos, las articulaciones y la aceleración de enfermedades relacionada con la edad", dice Dr. Willcox ( Pacific Health Research Institute, University of Hawaii. EE.UU.). El exceso de grasa corporal también juega un papel en el desarrollo de enfermedades como la demencia, algunos tipos de cáncer y problemas con los ojos, incluyendo las cataratas. Limitar unos pocos de cientos de calorías al día en un plan de alimentación puede ser todo lo que se necesita para una relativamente buena salud. Dicho esto, nadie sabe exactamente cómo una dieta baja en calorías trabaja para alargar la vida, quizás el secreto está en un metabolismo más lento que viene con comer menos alimentos. Quizás junto con un metabolismo más lento, esto significa que el cuerpo produce menos “radicales libres”.


En conclusión, tal vez la combinación de una dieta rica en alimentos "anti-envejecimiento", con una ingesta de menos calorías en general nos puede ayudar vivir más tiempo. Esto y el ejercicio físico regularmente (30 mts por día), además de gestionar los niveles de estrés, pueden ser las claves.


Fuentes: Jeffrey Blumberg, PhD, professor, Friedman School of Nutrition Science and Policy at Tufts University. Bradley J. Willcox, MD, clinician-scientist, Pacific Health Research Institute, University of Hawaii. United States Department of Agriculture. American Heart Association. Yochum, L. American Journal of Clinical Nutrition, August 2000; vol 72: pp 476-438. Morris, M. Neurology, 2004; vol 62: pp 1573-1579. Covas, M-I. Annals of Internal Medicine, September 2005; vol 145: pp 333-341. Beauchamp, G. Nature, Sept. 1, 2005; vol 437: pp 45-46. Willcox, B. The Journals of Gerontology Series A: Biological Sciences and Medical Sciences, 2004; vol 59: pp B789-B795. Heilbronn, L. The Journal of the American Medical Association, 2006; vol 295: pp 1539-1548. Garland, C.F. American Journal of Public Health, February 2006; vol 96: pp 252-261

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